viernes, 2 de abril de 2010
jueves, 4 de marzo de 2010
POR EL BIEN COMUN DE LA CIUDAD
Somos un grupo de ciudadanos que hemos visto con indignación los desvanes ocasionados el día de ayer en el que culminó con la trágica muerte de tres personas. Lamentamos tales pérdidas porque el derecho a la vida es inalienable. Reconocemos que todos tenemos derechos, incluso de reclamo. Sin embargo estos derechos vienen acompañados necesariamente de deberes, que los sostienen, y sobre los cuales deviene nuestro actuar. No aceptaremos que se instaure, en nombre de reclamar por el bien común, paralizar, violentar, saquear, agredir, invadir propiedades, maltratar. No existe justificación alguna de estos actos de vandalismo que se oponen al orden común.
En una sociedad hay principios que no están bajo consenso, -salvo que se atente contra la vida-. Uno de los principios establecidos es el principio de autoridad. En esta ocasión la autoridad máxima del Municipio de Piura, ha hecho uso de este principio, bajo sustentaciones que, independientemente de sus ajustes que puedan tener, tiene el respaldo de todos aquellos que queremos que la civilidad, el orden, y el buen trato que identifica a los piuranos, prevalezca.
La sensatez que tiene el ordenamiento del mercado, así como de otras áreas más de la vida del Piura que aún falta por desarrollar, no tiene lugar a reclamo.
Señora Alcaldesa, tiene Usted, nuestro respaldo en esta decisión. Acompañamos su pesar por estos actos violentos sobre propiedades de terceros que nada tienen que ver con la problemática. Ciudadanos que invierten, dan trabajo, pagan tributos se han visto perjudicados por la mala dirigencia violentista.
Instamos a las dirigencias que soliviantan a los implicados en este cambio de lugar de negocios, que colaboren con el bien común de una ciudad que tiene todos los recursos para ser cada día mejor, y que así como están acostumbrados a medir los cálculos políticos, calculen con sensatez, el mal común que ocasiona a Piura la violencia.
jueves, 29 de octubre de 2009
LAS ACROBACIAS y su valor educativo en el desarrollo infantil.
Lo cognitivo es una parte fundamental en el desarrollo de un niño en etapa escolar. Sin embargo, para que el desarrollo sea completo, es necesario que se ofrezcan metodologías claras y consistentes para que las habilidades sean parte integral de este desarrollo. Una manera es la práctica de las acrobacias, la música y el teatro. Allí los niños pueden desarrollar la confianza en sí mismos, trabajar el equilibrio interno y externo, vencer la gravedad, vencer los miedos, enfrentarte a retos personales y colectivos, controlar sus movimientos. Existen tres elementos importantes en estas técnicas: la fuerza, la flexibilidad y la resistencia. Sin el desarrollo sistemático de estas, a través de acciones concretas y medibles no podremos hablar por ejemplo, del desarrollo de la voluntad en el niño o el adolescente. Frases como el “pelear personalmente para no caerse”, se convierten en consignas de vida que ayudarán en distintas situaciones a las personas. Otro punto importante es el trabajo con el hemisferio cerebral menos desarrollado en el mundo educativo: el derecho, sin el cual la percepción de la realidad no se analizará de forma completa, como lo señala Rafael Sime, educador y director de teatro, quien desde hace algunos meses ha iniciado un espacio para niños jóvenes y adultos “KATAPLUN” en el Centro Cultural Tercera Orilla.
La metodología del trabajo propuesto en Kataplún se basa en la calidez, la disciplina de la libertad y los retos, así como en la dinámica del juego. Se desarrollan actividades a través del juego como acrobacia en trapecio, cable templado, zancos, monociclos, música con instrumentos formales e informales. En un ambiente seguro y con un staff de 6 personas dedicadas al circo, al teatro y a la educación. Cada semana llegan al lugar de trabajo, niños desde los cinco años y aprenden disfrutando todas estas disciplinas.
Las bases que aportan a la propuesta de Kataplún son las neurociencias en la educación y la hipótesis que el arte contribuye al desarrollo integral de la persona.
martes, 13 de octubre de 2009
DISCURSO INAUGURAL DEL CENTRO CULTURAL A CARGO DE RAFAEL SIME
Queridos amigos,
Joao Guimaraes, escribió un cuento titulado “La tercera orilla del río”, en el que narra la historia de un padre que un día decidió construir una canoa y dejar la orilla en la que estuvo viviendo, para hacerse al centro del río. Lo creyeron en desvarío, y la familia recordaba que había sido siempre un hombre “sensato”. Ya estando en el centro del río, tuvo que aprender a surcar crecidas, remar contra corriente, internarse entre los ramajes, rechazar desde el centro a los escépticos e incomprensivos transeúntes que se negaban a tratar de entender el sentido que estaba más allá de lo evidente. Pero lo más intenso fue que tuvo que remar contra corriente para poder mantenerse.
Permítanme contarles ahora por qué hemos decidido estar en la tercera orilla y cómo hemos llegado a ella. Lo primero es que mantenemos una extraña manía de creer en que es posible un ser humano más humano, y por eso una ciudad, un Perú, mejor. Lo segundo, -el cómo hemos llegado a esta orilla-, lo hicimos acercándonos a los niños y a los jóvenes para saber cómo podríamos mejorar sus potencialidades y que éstas colaboraran para hacerlo una persona de verdad integral. En este intento, fuimos descubriendo muchas cosas importantes y reveladoras. Entendimos fehacientemente que sin educación y sin arte no se construye cultura de forma integral. Y esto que puede ser una tan contundente verdad para todos, aún continúa siendo un camino desandado. Fuimos adentrándonos al río, para entender cómo funcionaban las estrategias que puedan de verdad desarrollar a las personas en estas áreas, y nos encontramos con las neurociencias: un camino extraordinario y concreto, que nos revelaron entre otras cosas, los resultados en las aproximaciones de la realidad que tienen las personas.
Río arriba, pudimos constatar que este mundo está hecho para valorar y potenciar lo objetivo, lo concreto, lo visible, lo rentable, lo numérico; esa parte que los expertos llaman predominancia izquierda del cerebro. En la crecida más fuerte vimos cómo en los últimos 40 años se ha educado para desarrollar este lado del cerebro. Un mundo de izquierdos, mencionaba un experto. Y para ello hay sistemas, métodos, metas, indicadores, mediciones. Buenas y necesarias todas. Sin embargo, en medio del caudal nos preguntamos qué pasa con la otra predominancia que tiene muy poco espacio de desarrollo, sumada a un sin número de estímulos externos visuales, culturales, tecnológicos y sociales de hoy en día. Qué pasa con el camino de la sensibilidad, del gusto por la belleza, de la expresión a través del buen humor, del atreverse a enfrentarse con nuestro propio ridículo, con el desarrollo de la ubicación espacial, con la mirada abarcadora, con todo aquello que no es necesariamente rentable pero satisfactorio en cuanto saberse útil, solidario, fraterno, artista. Estando ya en el centro del río, descubrimos que ese camino no tiene métodos, metas claras, sistemas, indicadores, mediciones. Entonces, fue entonces, cuando decidimos situarnos allí: en la tercera orilla del río, para ver desde el centro los dos lados de la vida y crear sistemas claros con métodos, indicadores, mediciones, que hicieran que la sensibilidad que otorga el arte, la música, el teatro, las nuevas tendencias, a través del juego y la alegría, colabore en la integralidad de la persona. Finalmente, como siempre necesitamos identidades, a esta canoa en la que nos adentramos en el río, le pusimos de nombre Centro Cultural. Esta noche, los invitamos a subir en ella, para que siendo cómplices empecemos a ver algo distinto.
Ver a niños y jóvenes, haciendo teatro, sosteniéndose en el trapecio, atreviéndose a ver la vida desde arriba, enfrentándose a su seguridad e inseguiridad; niños y jóvenes, venciendo a las leyes de la gravedad y exigiéndose en perseverancia, paciencia, orden personal, equilibrio, valores necesarios y con métodos claros a través del circo; niños y jóvenes, que reconocen sonidos, crean melodías, y trabajan en equipo, respetando los tiempos de los demás y lo que dicta el pentagrama; niños y jóvenes, riéndose con los demás y no de los demás, buscando decir la verdad con tino y acierto, desde el teatro que no miente; niños y jóvenes cuidadosos de su entorno, el más pequeño, el que está a su lado, utilizando sus manos para lograr habilidosas maniobras desde el trabajo manual; niños y jóvenes que desarrollan en suma, la fuerza, la flexibilidad, la resistencia, la paciencia, virtudes sin las cuales, resulta vacío hablar de la voluntad. En eso basamos nuestro trabajo de formación. Y es también nuestro deseo compartir una agenda de arte y cultura al año, con amigos artistas que ya empiezan a involucrarse desde una gestión moderna, eficiente y de calidad para contagiar y convencer a los ciudadanos de esta ciudad, que la cultura la construimos todos, y puede ser de todos.
Gracias.
lunes, 22 de junio de 2009
Quién dice qué deben aprender nuestros hijos en la escuela
La situación se agrava aún más, cuando vemos que el programa de matemática en el Perú, para un niño de primer grado dice que debe trabajar con números naturales hasta el 100, cuando en Finlandia o Alemania, lo hace hasta el 9. Nos quedamos perplejos cuando en las pruebas internacionales, los alumnos de Finlandia obtienen los primeros puestos a nivel mundial y los del Perú, colean la lista de países. Lo mismo ocurre con la comprensión lectora y la velocidad lectora. Surge entonces la gran pregunta: quién debe decidir qué contenidos estudiarán nuestros hijos y para qué. Esos contenidos acompañados de una metodología, qué dará como resultado en la formación integral que reciben nuestros hijos. Los clientes deben saber qué y para qué. Qué conseguirán nuestros hijos con esos contenidos. Las respuestas a los padres que en su gran mayoría son ingenieros, abogados, empresarios, administradores, y no conocen los detalles y términos de la pedagogía, es necesario que estén dentro de un lenguaje sencillo, acequible y claro.
Ensayando unas respuestas podemos decir en primer lugar quiénes no son los que deben regular lo que deben aprender nuestros hijos. Por ejemplo, no son los exámenes de ingreso a las universidades los que deben establecer los contenidos. Y es un gran error que los colegios adapten sus programas a ello, porque preparan para el ingreso, no para sostenerse necesariamente en una vida universitaria de investigación. Tampoco las reformas que hoy dicen que el aprendizaje es en base a nuevas ideas, o que hay varias inteligencias y que eso debe generar metodologías centradas más en las habilidades que en los contenidos. Mañana cambiarán las ideas, y seguirán cambiando los contenidos. Tampoco un Ministerio de Educación que hasta ahora no ha emprendido una sola reforma que garantice buenos resultados, ya que éstas cambian con los nuevos gobiernos. Tampoco puede ser algún docente aislado que se le ocurre probar con un estilo. Se necesitan sistemas que garanticen continuidad.
¿Qué nos puede garantizar que lo que aprende mi hijo hoy, lo coloca en igualdad de oportunidades frente a un niño del mismo grado en la China, en Indonesia o en Finlandia? Lo que puede garantizar eso son los estándares internacionales. Es decir aquellas metas a la que debe llegar un niño de acuerdo a su edad en un deteterminado curso. Ya los tenemos en matemáticas, a través de la National Council of Teachers of Mathematics. (www.nctm.org). Este esfuerzo de trabajo sistematizado puede y debe desarrollarse en todas las grandes áreas de la educación; en Lengua, inglés, Ciencias, Artes, Historia y filosofía. Estos estándares y el volver a lo esencial de la educación, nos garantizarán que lo que estudian nuestros hijos los forma de por vida.